El Alto Consejo para el Clima de Francia ha emitido en un informe una serie de recomendaciones para poder acelerar la transición hacia una sociedad baja en carbono y así afrontar la situación post Covid19, aconsejando al Gobierno la realización de transformaciones estructurales que aceleren la transición ecológica justa, porque ésta reforzará la resiliencia ante los riesgos sanitarios y climáticos.
El Alto Consejo para el Clima es un organismo independiente francés, creado el 27 de noviembre de 2018 y contemplado en la Ley relativa a la energía y al clima de 8 de noviembre de 2019 (art. 10). Este organismo asesora al Gobierno sobre las políticas y medidas públicas para la transición baja en carbono y la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero, en coherencia con los compromisos internacionales y el acuerdo de Paris, mediante recomendaciones para mejorar la acción de Francia en la transición hacia la neutralidad de carbono. Este organismo está presidido por Corinne Le Quéré, climatóloga franco canadiense, y compuesto por trece miembros designados por sus conocimientos científicos, técnicos y de la economía en el ámbito del clima.
Este informe, titulado “Clima, salud: mejor prevención, curarse mejor”, repasa las lecciones aprendidas durante la crisis sanitaria del COVID-19 y emite las siguientes 18 recomendaciones para para lograr los objetivos de neutralidad de carbono:
Enseñanzas de la crisis del COVID-19:
- Los sistemas de alerta precoces deben ser reforzados en el seno de un marco internacional fuerte, y la vigilancia y la estrategia de gestión de crisis deben estar basadas sobre elementos científicos.
- La resiliencia ante crisis múltiples y simultáneas debe ser reforzada mediante inversiones coherentes con prioridades definidas en el marco de acción de Sendai 2015-2030 para la reducción del riesgo de desastres.
- El indicador de exposición al riesgo climático debe complementarse con indicadores específicos de vulnerabilidad.
- Las vulnerabilidades implican la reducción de las desigualdades subyacentes para reforzar la resiliencia del conjunto de la población y su capacidad de adaptación.
Integrar la urgencia climática en la salida de la crisis:
- Para responder a los impactos económicos, sociales y financieros que se avecinan, la salida de la crisis y la recuperación deben tener en cuenta la emergencia climática, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la adaptación a los cambios inexorables, presentes y futuros.
- Es importante que el debate público se base en los avances de la Convención ciudadana por el clima (Convention citoyenne pour le climat).
- Incluyendo medidas para la salida de la crisis en el plan de trabajo sobre el clima de cada ministerio. La puesta en práctica de las medidas debe ser supervisada y evaluada por el Consejo de defensa ecológico.
- Teniendo en cuenta las recomendaciones publicadas por este Alto Consejo para el Clima en 2019.
Las orientaciones para una “recuperación” verde:
- La “recuperación” deberá integrar los factores profundos de la situación actual, lo que conducirá a transformaciones profundas que respeten los desafíos climáticos.
- Esta “recuperación” debe ser verde y no gris, maximizar los beneficios para el clima y los ecosistemas y que no dificulte la trayectoria hacia una economía baja en carbono.
- Hay que reforzar las sinergias entre el clima, el medio ambiente y la salud: lucha reforzada contra la contaminación y la deforestación importada, mejora nutricional de las dietas alimentarias, evolución de los modos de transporte.
Medidas presupuestarias y fiscales para implementar:
- Las medidas presupuestarias o de incentivos fiscales para actores privados o comunidades deberían estar claramente supeditadas a la adopción explícita por aquellos actores de planes de inversión y de perspectivas compatibles con una economía baja en carbono y la programación energética plurianual.
- Las inversiones deben orientarse hacia la innovación social y tecnológica, la eficacia energética y una infraestructura resiliente que favorezca usos descarbonizados y soluciones basadas en la salud del ecosistema. Se debe dar prioridad a los sectores estructurales que favorezcan la creación de empleos de transición a largo plazo.
- El bajo precio del petróleo debe permitir facilitar la reconversión de las exenciones fiscales y otras subvenciones a las energías fósiles, en el marco de los principios de la transición justa.
- La deuda debe ser reconvertida hacia inversiones destinadas a una transición baja en carbono.
- La reforma del Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la UE debe completarse con la adopción de un precio mínimo cada vez mayor.
Acción internacional de Francia:
- En el marco del acuerdo de París, es preciso defender la articulación de los planes de recuperación europeos y mundiales con las contribuciones determinadas a nivel nacional que serán propuestas antes de fin de año.
- Importantes acontecimientos en el contexto internacional, como la lucha contra la deforestación o el Protocolo de Montreal para la protección de la capa de ozono, deben seguir siendo prioritarios.
Pueden acceder al informe completo en este enlace.