La Confederación Europea de Plantas de Residuos para la Generación de Energía (CEWEP), es decir la patronal de las plantas de incineración responde a un informe presentado por Zero Waste, la ACR+ (Asociación de las Ciudades y Regiones por el Reciclaje y la gestión sostenible de los Recursos) bajo la coordinación de la consultoría Eunomia, por el que se concluye que no existen grandes diferencias de generación de gases de efecto invernadero respecto a la valorización energética en vertederos de la que se produce en la incineración. El debate en torno a la conceptualización legal de la jerarquía de la gestión de residuos está servido.
La patronal europea de incineradoras, la CEWEP, ha emitido un comunicado mediante el cual expresa su preocupación por algunas de las conclusiones de un informe coordinado por la consultoría Eunomia junto con Zero Waste Europe, Zero Waste Francia y la ACR+, que pueden consultar en este enlace.
La CEWEP entiende que, en el contexto de la actual Conferencia de las Partes 21 (COP21) sobre cambio climático que tiene lugar en París del 30 de noviembre al 11 de diciembre, organizado por la UNEP, es peligroso lanzar el mensaje que no existen grandes diferencias entre la gestión de residuos mediante vertedero y la incineración desde una perspectiva climática. Según la CEWEP, esta afirmación supone ignorar que la incineración proporciona una mayor eficiencia energética que la que producen la recuperación del metano para convertirlo en electricidad y que, por ende, la incineración es prioritaria en el marco de la jerarquía de residuos que la valorización energética que producen los rellenos sanitarios.
Además, considera que en el informe de Zero Waste y la ACR+ solo tiene en cuenta la energía convertida en forma de electricidad, mientras que la mayoría de las plantas europeas incineradoras se genera una combinación energética de calor y electricidad y, además, se excluyen los beneficios del reciclaje de los metales de las cenizas resultantes de la valorización energética de los residuos en estas plantas.
Para la CEWEP, el citado informe carece de transparencia metodológica y se ha hecho con herramientas simplificadas de modelado. Argumenta, además, que según qué cálculos contradice otros informes que cuestionan los resultados presentados, como, por ejemplo, un estudio que presentó el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales de Medio Ambiente del Reino Unido (DEFRA) en 2014 relativa a las mismas cuestiones a las que hace alusión el informe coordinado por Eunomia.
La CEWEP recuerda que la política europea de gestión de residuos invita a desviar los residuos de los vertederos en la medida de lo posible y que ello contribuye a la mitigación de los gases de efecto invernadero y mejora el medio ambiente y la salud al evitar la contaminación de las aguas subterráneas , el incremento de los lixiviados, la pérdida de tierras y la prevención de que los microplásticos presentes en los vertederos (ya sean legales o ilegales) se levanten por el viento y vayan a parar a ríos o mares.
Sin embargo, el informe coordinado por Eunomia, titulado “La contribución potencial de la gestión de los residuos a una economía baja en carbono” presenta también otros argumentos, además de hacer un análisis con propuestas que no solo se focalizan exclusivamente en la cuestión de los vertederos versus incineradoras. El informe plantea hasta 11 recomendaciones de mejora de la gestión de residuos a reconsiderar y, con ello, contribuir a una descarbonización del sector.
Respecto a los argumentos por los cuales Zero Waste y la ACR+ plantean una mejor gestión de los vertederos antes que la solución pase por las incineradoras, se afirma que:
- En los rellenos sanitarios, el metano captado, ya sea para ser valorizado energéticamente o para ser quemado, se convierte en CO2, y el metano no captado puede oxidarse en la superficie del vertedero. Estas emisiones tienen lugar sobre un largo periodo de tiempo. A la inversa, si el mismo tipo de residuo es incinerado, las emisiones de CO2 tienen lugar inmediatamente. Según los autores del informe, este elemento temporal debería ser considerado ni que sea porque el ritmo de las emisiones puede sobrepasar la capacidad de almacenamiento de la biomasa.
- El informe también señala que el principal problema en esta materia se centra en cómo se contempla la jerarquía de la gestión de residuos, en la medida en que la UE considera que las incineradoras son comprendidas como instalaciones de “valorización” cuando responden a determinados criterios de eficacia energética. Aunque el razonamiento pueda ser discutible, un estudio reciente del Joint Research Center (el centro común de Investigación de la UE) sugiere que este criterio de eficacia debería flexibilizarse en aquellos países o zonas en las cuales las temperaturas sean más elevadas. Este razonamiento no tendría en cuenta que la simple sustitución de los rellenos sanitarios por la incineración no aporta más que débiles beneficios climáticos, cuando no un agravamiento de las emisiones cuando las fuentes energéticas están en vías de descarbonización.
- Por otro lado, se considera que, puesto que las energías renovables están destinadas a hacer frente al cambio climático, resulta contradictorio el apoyo a energías que contribuyen al cambio climático. El argumento a favor de la valorización energética de los residuos como un “recurso renovable” no se sostiene ante la jerarquía de los métodos de tratamiento de residuos. A medida que los países mejoren su prevención, la reutilización y el reciclaje, habrá cada vez menos residuos disponibles, haciendo desaparecer, progresivamente, esta fuente de energía “pretendidamente renovable”.
- El sistema de intercambio de cuotas de emisiones no concede ninguna cuota gratuita para la producción de electricidad (salvo contadas excepciones). Sin embargo, las instalaciones de valorización energética de residuos no están incluidas en este sistema, lo que supone una desventaja competitiva. En este sentido se recuerda que una incineradora energética emite 600g de CO2 por kWh producido, es decir, el doble de la intensidad de carbono de una central eléctrica de gas moderna.
El informe concluye que, en lugar de centrarse en los residuos en tanto que una potencial fuente de energía supuestamente renovable, se debería más bien poner el acento en la manera de retener, de la mejor manera posible, la energía gris de los materiales y de los bienes. Esto es, retener la energía que no se ve pero que está incluida en el material o bien y que corresponde, por lo tanto, a la cantidad de energía que ha sido necesaria para producirlo. Y a, su vez, enfocarse en la reducción de la producción de residuos en primera instancia.