A través de una conferencia organizada por el gobierno francés el pasado 14 de abril, 7 países europeos, entre los que se encuentra España, han hecho una declaración de intenciones que demuestra una voluntad política para incidir, reduciendo, cuando no, acabando, con la financiación pública que se asigna a determinadas actividades que inciden negativamente en el cambio climático.
Una coalición ministerial para la acción climática formada por Alemania, Dinamarca, España, Francia, Holanda, Reino Unido y Suecia propusieron en una reunión virtual el pasado 14 de abril, una declaración de principios denominada Export Finance for Future.
En esta declaración, después de repasar los riesgos que supone el cambio climático, los países afirman que para frenarlo quieren llevar a cabo iniciativas que apoyen el desarrollo de proyectos de exportaciones sostenibles en todos los sectores de la economía, con el fin de:
- Facilitar las inversiones en tecnologías sostenibles y apoyar a las industrias innovadoras.
- Descarbonizar el sector de la energía.
- Fomentar infraestructuras resilientes climáticamente.
- Implantar formas de transporte más limpias.
- Apoyar la transición urgente de las industrias intensivas en carbono, en particular las que todavía dependen del carbón.
- Acabar con la financiación oficial del comercio y la exportación dirigida a la energía que no disminuye el uso del carbón.
- Acabar con la financiación oficial del comercio y la exportación de otras infraestructuras relacionadas con el carbón térmico, incluidas las minas y las infraestructuras de almacenamiento y transporte que contribuyen de manera significativa a la cadena de suministro del carbón térmico.
- Revisar nuestro apoyo oficial al comercio y a la financiación de las exportaciones de las industrias de combustibles fósiles y evaluar la mejor manera de eliminar gradualmente el apoyo a estos sectores, teniendo en cuenta sus respectivas características.
- Iniciar una revisión orientada al clima de sus respectivas actividades oficiales de comercio y financiación de las exportaciones, para tener una comprensión compartida y documentada de su impacto climático, y trabajar en la mejora de la transparencia de la información relacionada con el clima, en particular cuando se trata de la identificación de proyectos sostenibles.
- Promover su iniciativa y colaborar con otros proveedores de financiación oficial del comercio y la exportación, en todos los foros pertinentes y, en particular, en la OCDE, con el fin de crear unas condiciones equitativas que tengan debidamente en cuenta la emergencia climática.
Esta declaración de intenciones resulta significativa en la medida que, si se llevaran a cabo las medidas propuestas, se cambiarían gran parte de las reglas del tablero de juego a nivel global, habida cuenta de la dependencia, por ejemplo, que tiene Europa, de los combustibles fósiles actualmente. Sin embargo, ¿se quedará en una mera declaración de intenciones o existen posibilidades reales de llevarlo a cabo?
Es innegable que el apoyo a las energías renovables y a la electrificación del sector automovilístico son un hecho. Sin embargo, esto, de momento no ha cuestionado el apoyo a las energías fósiles, como lo recoge el punto: “Revisar nuestro apoyo oficial al comercio y a la financiación de las exportaciones de las industrias de combustibles fósiles y evaluar la mejor manera de eliminar gradualmente el apoyo a estos sectores”. Precisamente, en este sentido, la respuesta de Amigos de la Tierra era crítica con la propuesta del gobierno francés respecto al “Lanzamiento del plan clima para la financiación de las exportaciones públicas”, que se presentó el pasado octubre de 2020. En este Plan, Francia se presentaba como el primer país en establecer una metodología propia para medir la huella de carbono de su cartera de garantías públicas de exportación, en base a tres ejes:
- Puesta en marcha de una trayectoria de salida de la financiación de las energías fósiles en el extranjero.
- Endurecimiento del apoyo a la exportación de las plantas de producción eléctricas, por lo que, a partir del 1 de enero de 2021, el Estado francés reservará su apoyo a la exportación solo para proyectos de centrales eléctricas en el exterior que mejoren el mix eléctrico en los países receptores.
- Establecimiento de un mecanismo de bonus climático para los proyectos sostenibles.
Sin embargo, Amigos de la Tierra- Francia respondió al plan señalando que, en realidad, éste seguía apoyando financieramente nuevos proyectos petroleros hasta 2025 y gasísticos hasta 2035, lo cual va a impedir alcanzar los objetivos del Acuerdo de París de no sobrepasar el 1,5ºC de calentamiento global en 2030.
Además, debemos recordar que el cambio climático no entiende de fronteras y requiere de la implicación y cambios a nivel global. En este sentido no resultan alentadoras las conclusiones del informe especial “The Production Gap”(La brecha de producción. La discrepancia entre la producción de combustibles fósiles planificada por los países y los niveles de producción mundial coherentes con la limitación del calentamiento a 1,5°C o 2°C), publicado por Naciones Unidas y varios Think Tank especializados en temas ambientales, dada su contundencia:
“Para seguir una senda coherente con 1,5 ºC, el mundo tendrá que reducir la producción de combustibles fósiles en aproximadamente un 6% anual entre 2020 y 2030. En cambio, los países están planificando y proyectando un aumento medio anual del 2%, lo que en 2030 supondría más del doble de la producción coherente con el límite de 1,5°C.”.
En la misma página web, se proporciona el siguiente gráfico que pone de manifiesto el apoyo a los combustibles fósiles por parte de los Gobiernos del mundo entero, entre los cuales se encuentran los de grandes potencias económicas, en los planes de recuperación del Covid-19:
Volviendo a Europa, hay que recordar que el Banco Europeo de Inversiones se comprometió en noviembre de 2019 con la acción climática, dejando de financiar proyectos energéticos con combustibles fósiles a partir de finales de 2021, acelerar la innovación en energías limpias, la eficiencia energética y las renovables. También declaró que se iban a destinar 1 billón de euros a la acción climática e inversión sostenible en materia de medio ambiente hasta 2030 y se alinearían todas las actividades de financiación con los objetivos del Acuerdo de París a partir de finales de 2020. El Parlamento de la UE recibió favorablemente este compromiso del BEI a través de la Resolución del Parlamento Europeo, de 28 de noviembre de 2019, sobre la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2019 (COP25) en Madrid (España) (2019/2712(RSP)). En la misma resolución, en el punto 58, el Parlamento también instaba a que:
“Destaca la importancia de entablar conversaciones con países de todo el mundo que actualmente dependen de la exportación de combustibles fósiles, con miras a determinar cómo se podría aplicar una estrategia conjunta de seguridad energética y climática de manera que mejore las perspectivas de futuro de esas regiones.”
Hay que subrayar que Europa es un continente muy pequeño, por lo que la financiación pública de las exportaciones es una parte de la contribución, aunque muy significativa, respecto al impacto del comercio internacional. En este sentido se pronuncia la Comunicación de la Comisión publicada el pasado 18 de febrero: “Revisión de la política comercial- Una política comercial abierta, sostenible y firme” (COM) 2021 (66):
“Hacer frente al cambio climático y a otros retos medioambientales solo es posible a través de la apertura, la cooperación y la implicación a escala mundial. La UE no ganará la batalla contra el cambio climático actuando en solitario. Para tener éxito, conviene promover el entendimiento entre nuestros socios de que la transformación ecológica no solo es una necesidad a medio plazo, sino que a día de hoy ya constituye una política económica inteligente.”
Aún y así la Comunicación arroja datos sobre el peso de la UE en el comercio internacional:
“La UE se basa en la apertura, tanto dentro de su territorio como fuera. Es el mayor exportador e importador de bienes y servicios a escala mundial. De las grandes economías, es la única en la que el comercio representa el mayor porcentaje de su economía. Las exportaciones de la UE mantienen treinta y cinco millones de puestos de trabajo en la UE, en comparación con los veinte millones del año 2000. La economía de la UE depende igualmente de las importaciones, que facilitan el acceso a materias primas fundamentales y otros insumos. El 60 % de las importaciones de la UE se utilizan de hecho para producir bienes de la UE”
En esta Comunicación se presentan los 3 objetivos esenciales a medio plazo de la UE que son:
- Respaldar la recuperación y transformación radical de la economía de la UE en consonancia con sus objetivos ecológicos y digitales.
- Perfilar normas mundiales para una globalización más sostenible y justa.
- Incrementar la capacidad de la UE para defender sus intereses y hacer valer sus derechos, incluso de manera autónoma cuando sea necesario.
Para ello conviene que deberán trabajarse los 6 siguientes ámbitos para poderlo lograr:
A su vez, afirma que la política comercial va a estar en consonancia con los objetivos del Pacto Verde Europeo.
Respecto a la Organización Mundial del Comercio, entre otras cuestiones, se pretende influir en el desarrollo de la sostenibilidad en su ámbito de actuación, si bien respecto a la incidencia de los combustibles fósiles en la generación del cambio climático, la medida que se propone parece insuficiente para abordar esta problemática:
“Será necesario un marco multilateral mejorado en el que sustentar la transición ecológica hacia una economía resiliente, respetuosa con el medio ambiente y climáticamente neutra. La UE se aliará con países afines para defender una agenda medioambiental de peso en el seno de la OMC. Como parte de este esfuerzo, presentará iniciativas y medidas que promuevan las consideraciones climáticas y de sostenibilidad en las diversas funciones de la OMC, incluida una iniciativa sobre comercio y clima. Estas iniciativas incluirán la liberalización de bienes y servicios seleccionados, la transparencia y la ecologización de la ayuda para el comercio. Asimismo, debe incluirse el desarrollo progresivo de disciplinas sobre las subvenciones a los combustibles fósiles. También promoverá la deliberación en el seno de la OMC sobre la manera en que el comercio puede sustentar el trabajo digno y la justicia social.”
De lo expuesto hasta ahora, para que la comentada declaración de intenciones se traduzca en una política que aborde la necesidad de avanzar hacia una actividad de exportación sostenible resulta imprescindible la implicación del resto de países de la UE y una decidida voluntad para excluir el uso de combustibles fósiles, aspecto este último que la nueva normativa europea de finanzas sostenibles no ha acabado de concretar.